¡Re-conecta ahora!


 ¿Desde que eres mamá te persigue la culpa? 
¿Sientes que no consigues llevar las riendas de tus emociones? 
¿Tienes la sensación de que no conectas con tus hijos?
¿Te parece que al conectar con ellos te olvidas de ti misma?
¿Quieres volver a recuperar ese equilibrio en el que todos ganáis?





Entonces estás en el sitio correcto

Soy mamá desde hace cuatro años y medio y como siempre digo:
"Nunca hice un viaje espiritual más intenso que éste".

La maternidad me puso del revés, me hizo tambalear e incluso tumbar muchas de mis creencias. Mis gustos literarios han cambiado totalmente. Donde antes había novelas ahora dan vueltas, por toda la casa, libros de psicología infantil, libros escritos por madres y sus experiencias, libros de ginecólogas, de obstetras, psiquiatras que me han inspirado y guiado desde el principio. Pero también leer y seguir a grandes mujeres en la red o formarme con ellas ha sido fundamental. Un gran número de profesionales que se han valido de sus conocimientos y su propia experiencia como madres para desarrollar una metodología siempre basada en el amor y la escucha activa. Es leyendo de forma ávida, pero sobre todo viviendo mi maternidad en el marco de nuestra propia historia (la de mi hija y la mía) no exenta de cambios muy intensos, que he ido ocupando mi cuerpo. Siempre digo que la maternidad me hizo bajar a él y será por eso que empecé a leer a autoras que hablan sobre cicliciad femenina. Así acabé haciendo cursos y formándome en el funcionamiento del cuerpo femenino antes y después de ser madres. Con todo lo que he leído y aprendido desde fuera y lo que he aprendido dentro de mi cuerpo y de mi propia experiencia como madre he confeccionado este programa:






Reconéctate a tus hij@s


Este curso es para ti si eres mamá o estás embarazada y:
  • Tienes la sensación de estar siempre cansada.
  • Sientes que no consigues llegar a todo.
  • Necesitas más horas en tu día.
  • Te sientes sola en tu maternidad. 
  • Tienes falta de apoyo de tu entorno.
  • Sientes que no sabes gestionar los conflictos con tus hijos.
  • Estás embarazada de tu primer hijo y quieres sentirte preparada para lo que viene.
  • Estás embarazada y ya tienes hijos y quieres aprender a organizarte mejor.
  • Sientes que no llegas a las necesidades de tus hijos al cien por cien.
  • Te sientes culpable porque no consigues darle a tus hijos lo que necesitan.
  • Notas que te estás descuidando, que te olvidas de ti misma.
¿Cuál será el destino al que llegarás?

1) Aprenderás a sacar el mejor partido de cada momento fisiológico en el que te encuentres.
2) Tendrás las herramientas para entender mejor las necesidades de tus hij@s
3) Aprenderás a leerte a ti misma. A conocerte mejor y a aumentar tu autoestima.
4) Te liberarás de la culpa destructiva.
5) Sabrás gestionar mejor los conflictos con los más pequeños
6) Tendrás las herramientas para reducir los conflictos en casa.
7) Crearás un ambiente familiar de Ganar-Ganar, en los que ningún miembro de la familia se sentirá olvidado.
8) Tendrás un rol principal en la crianza y educación de tus hijos.
9) Sentirás equilibrio y abundancia en tu día a día.

  BLOQUES:

1. Las malas madres no existen. En el que hablaremos sobre las expectativas de las madres antes de serlo, la realidad tras convertirnos en ello. Sobre la guerra de las madres y sobre la ciclicidad de mamá.

2. Todos los niños somos buenos. En el que trataremos las necesidades más importantes de los bebés y niños pequeños. Aprenderemos a formular enunciados respetuosos para con nuestros hijos. Y a usar recursos para reducir los conflictos.

3. Lo que los demás piensen de mí o de mi maternidad no es asunto mío. Sabemos que la presión exterior puede llegar a tener bastante peso en nuestras decisiones. Aprenderemos a gestionar nuestra maternidad de forma asertiva y empoderada para que no sintamos que perdemos el control de lo que nos corresponde a nosotras.


DURACIÓN Y FORMATO DEL CURSO:

El curso tiene una duración de dos meses. Desde el 24 de abril hasta el 24 de junio. (Que termine el 24 de junio es simbólico. Tras el solsticio de verano dejaremos nuestro viejo yo y entraremos en la estación del verano, que es la más maternal, como veremos en el curso, recargadas de energía y llenas de empatía).

Una vez cada dos semanas te llegará un PDF a tu e-mail. Tendrás dos semanas para leerlo y trabajarlo. Para reflexionar. 

Cuando pasen las seis primeras semanas entraremos en la parte práctica. Antes haremos también pequeños ejercicios.

Nos encontraremos en un grupo cerrado de Facebook y un grupo en whatsapp abierto las 24 horas durante los dos meses que durará el curso para sentirnos acompañadas en todo momento en este viaje.

Además de esto tendremos tres reuniones en una plataforma on line. 

Testimonios de alumnas en mi curso anterior Reconecta con tu cuerpo. Conecta con el mundo:

"Para mí ha sido un curso lleno de cosas super importantes como es el propio reconocimiento del cuerpo, desde que empecé a hacer el curso algo cambió en mí. Llevo dos meses sin dolor menstrual cuando siempre me había dolido mucho, pero ahora conecto con mi útero, mis ovarios y no los rechazo sino que conecto con ellos. También me he dado cuenta de muchas cosas como mujer que antes no valoraba, me he vuelto feminista cuando antes he sido muy tonta y permitía cosas que son machistas, en definitiva me ha cambiado muchísimo a mucho mejor. Ahora me quiero como soy, quiero mi cuerpo, mi menstruación y toda la feminidad en completo. Gracias Ana, de verdad sabía que iba a ser increíble y lo confirmo." Jenifer


"El curso ha llegado en un momento crucial en mi vida, aprendí a no martirizarme tanto por cosas que no puedo cambiar y a sentirme poderosa a más no poder y a ser capaz de defenderlo ante cualquiera. Enriquecedor, sin duda..." Bella



"Ana transmite una super energía positiva. Sus palabras, en los módulos, te abren a un mundo nuevo. Yo soy más consciente de mi ciclicidad y de mi influencia lunar. Vivo mejor mis 4 fases y me he ¡Descubierto a mí misma! ¡Todo gracias a ella! ¡Un curso que aconsejo a todas! Como dice una de mis frases favoritas del mismo: "Yo, siempre, a salvo" 😉 Federica 



"Este curso no podía tener un nombre más acertado, RECONECTA.
Realizarlo me ha ayudado a parar, ser más consciente y desconectar del piloto automático en el que funcionaba. Reconciliarme con mi menstruación, amarme tal y como soy, empoderándome. 
Ana es un amor, está lejos pero parece que esté aquí cerquita mía, además la conexión que se ha creado en el grupo ha sido especial, mujeres compartiendo dudas, preocupaciones, experiencias, dándonos comprensión y apoyo mutuo.
Estoy muy contenta de haber aprovechado esta oportunidad." Gloria

 "Este curso me ha acompañado en momento de cambio y punto de inflexión en mi vida, mi maternidad y mi feminidad. Además te acerca a mujeres que aún con vidas y situaciones distintas sienten lo mismo que tú. La sensación que me ha dejado es la de pertenencia al grupo pero a través de un trabajo interior. Reconecta y empodera." Victoria

"Sobre Reconecta y haber conocido a la maravillosa mujer Ana Gálvez, puedo contaros que me llevo un grupo de mujeres que aunque no conozco personalmente nos apoyamos y compartimos valiosísima información. Gracias a este grupo me he empoderado y he aprendido a rebelarme contra los ataques que sufrimos como género.
He vislumbrado mi camino y este se andará entre mujeres, he aprendido, o estoy en el camino, a no juzgarnos, y ahora siento que todas las mujeres nos encontramos unidas por hilos invisibles y no dudaré en ofrecer mi apoyo a cualquier mujer que necesite mi ayuda.
Entre todas conseguiremos un mundo mejor. Gracias por todo." Lubna





EMPEZAMOS EL 24 DE ABRIL





INVERSIÓN 150€ 



O 2 CUOTAS DE 79€






PERO LLÉVATELO AHORA POR TAN SÓLO

 90€ (SÓLO HASTA EL 19 DE ABRIL)





PACK RECONECTA CON TU CUERPO. CONECTA CON EL MUNDO + RECONÉCTATE A TUS HIJOS  

AHORA POR TAN SÓLO 165€  (INVERSIÓN NORMAL 265€, AHORRAS 100€, sólo hasta el 19 de abril)





PACK 2X1
 
TRÁETE A UNA AMIGA Y LA INVERSIÓN SERÁ SÓLO DE 150€ 
(OFERTA VÁLIDA PARA CINCO INSCRIPCIONES, ¡DATE PRISA! 😉).



Mostrando entradas con la etiqueta Las cosas por su nombre. Mostrar todas las entradas
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23 mar 2017

¡Fuera!

"El ser humano es un animal social" decía, y fue de las mejores cosas que dijo, Aristóteles, un conocido misógino de la Grecia Antigua. Era hijo de la sociedad del momento (aquél, aunque en éste no habría desentonado tampoco mucho, por desgracia). Pero hoy no deseo hablar de feminismo o misoginia, sino de crianza. Aunque todo esté más mezclado de lo que a simple vista nos pueda parecer.

Ando revuelta, (¿cuándo no?), estos días que se habla de time out en mi entorno, de silla de pensar y algo dentro de mí reacciona como un animal en peligro. Aún estoy aprendiendo a decir las cosas desde otro lugar. El racional. Pero hay momentos que sólo estoy en la emoción. Y con los niños me pasa esto. Con la sociedad en general, pero particularmente con los más pequeños y desvalidos. Tengo la sensación, ¿Sólo me pasa a mí? de que la mayor carga de los juicios la llevamos sobre todo las mujeres y los niños. Y siento una gran necesidad de defenderlos, a ellos y a sus madres. Estoy haciendo grandes progresos. Porque me encontré también en la guerra de las madres. Alguien me tiró hacia dentro. Ese alguien fui yo misma. Yo misma y mis creencias, las que nos hacen bajar la cabeza a mí y a todas mis compañeras desde hace milenios, demasiados.

Anoche para rematar vi un capítulo de la que, aún a distancia de once años, sigue siendo mi serie favorita: Friends.  Rachel dio a luz en un hospital y fue rápidamente separada de su cría. Mi compañero me mira expectante y con un poco de sorna como diciendo: "Allá vamos otra vez" cada vez que vemos algo juntos en la tele y salen bebés o niños pequeños. Y prometo que intento morderme la lengua, prometo que intento que no se me salten las lágrimas. Intento desconectar yo también o conectar con la que fui antes de ser madre. Pero no lo consigo. No puedo con tanta robotización. No puedo con tanta anestesia. Es más pena que rabia lo que siento, aunque se manifieste más como rabia que como pena. En el capítulo, o los capítulos, porque luego vi el siguiente, se ve a todos los amigos delante de la vitrina del nido donde están todos los bebés, observando a la recién llegada. Están contentos y sonrientes (los adultos, claro). A nadie se le pasa por la cabeza que esos niños estén demasiado lejos del olor de sus respectivas mamás. El capítulo sucesivo también lleva lo suyo. Ahí se ve a una matrona trayéndole la bebé a la parturienta desde el nido para que ella le dé el pecho. Rachel se lamenta a la sanitaria de que su hija la vez anterior no se haya enganchado bien a su pezón y, bueno, apuesto que más de la mitad de las mujeres de la Europa actual saben que si las separan demasiado tiempo de sus crías al nacer existe el riesgo de que al principio haya más problemas para lactar. Pero hablamos de Estados Unidos. Las cosas están cambiando también allí, además han pasado once años desde que la serie acabó y en obstetricia se está avanzando mucho. Avanzar en obstetricia para mí quiere decir volver sobre nuestros propios pasos. Volver al parto mamífero incorporando los avances tecnológicos SÓLO PARA CUANDO SEAN VERDADERAMENTE NECESARIOS. Ésta es la utopía a la que llegaremos. Gracias a que hay muchas personas preocupándose por ello, ocupándose de ello.

El visionado de estos capítulos de mi serie favorita coincide también con el momento en el que empiezo a leer en serio, lápiz en mano (para subrayar), al doctor francés afincado en Londres Michel Odent. Me quedo con frases como "Me he dado cuenta de que los seres humanos somos mamíferos. Todos los mamíferos se esconden o se aíslan para dar a luz. Necesitan intimidad. A los humanos les sucede lo mismo. Hay que tener constantemente presente esta necesidad de intimidad." Y veo la feria que hay en el hospital de la serie. Personas que entran constantemente. Bebés en el nido. Luces potentes. Se sabe que las luces inhiben la oxitocina, conocida popularmente como la hormona del amor y activan la adrenalina, la hormona del miedo. Globos de colores. Y lo peor de todo, una mamá y su bebé lejos la una de la otra.

Esta lejanía, esta separación, se arrastra en los siguientes años del bebé, del niño, del adolescente, del adulto en casi todo ser humano. Es el clásico "Divide et impera" (Divide y vencerás en cristiano) del César. El caldo de cultivo de la sociedad patriarcal. A alguien (el sistema) le conviene que estemos divididos. Y me despierto esta mañana pensando en lo que dijo el sociólogo canadiense Malcolm Gladwell sobre lo perdido y desvalido que nos sentiríamos si viviéramos hace un millón de años en una cueva y alguien nos echara de ella.

Lo peor que le puede pasar a un ser humano (al cavernícola y a ti, nuestra fisiología no ha cambiado nada) es la exclusión. Y ¿por qué? Sencillo. Porque somos mamíferos altriciales y gregarios lo cual nos corrobora tres veces que necesitamos mantenernos unidos y que te digan: "¡Fuera!" aunque sea con palabras bonitas, si es que las hay, es lo más traumático que le puede pasar a cualquiera de nosotros. Cuando a un bebé se lo deja llorando en una cuna siente un desconsuelo tremendo. Cuando a un niño se lo excluye del grupo y se lo deja pensando solo, se siente mal y esto le deja huella en su historia personal.

Si un día de fin de semana estándar (creyendo, o deseando, siempre que los papás y las mamás no deban trabajar ni los sábados ni los domingos) lo pasamos unos con otros, buscándonos, tocándonos, abrazándandonos, besándonos, etc. ¿Qué nos hace pensar que por las noches nuestros hijos no deseen ese contacto físico mientras que son pequeños? Si precisamente la noche es la oscura, la que alberga más peligro. Si incluso los adultos tenemos miedos con nuestra capa de racionalidad, como no van a tener miedo los niños si aún sus cerebros no tienen neocórtex o se les está formando en estos momentos.

Y cómo no van a pasar miedo dejándolos fuera del grupo por "haberse portado mal" aunque sólo sean "unos minutos". ¿Si los niños pequeños no tienen noción del tiempo cómo van a saber qué son dos minutos si algunos ni siquiera saben diferenciar un día de un segundo? ¿No será mejor explicarles por qué uno no se puede comportar de una cierta manera? Aunque toque hacerlo mil veces. Por lo demás, a los adultos también nos explican cosas y a menudo por más que lo hagan no nos quedan claras y volvemos a caer infinitas veces sobre las mismas piedras.

Luego nos venden que los niños tienen que socializar, que un niño está estupendamente en la guardería sin su madre. Venga ya hombre por favor. ¡A ver si vamos abriendo los ojos!





4 mar 2017

No, Soraya, no eres una mala madre

Anoche leí rápidamente en Facebook un breve artículo llamado Críticas hacia Soraya por dejar a su bebé recién nacida.

Y esta mañana me he despertado con la necesidad de escribirle unas líneas a la protagonista de la historia.

"No Soraya, no eres una mala madre. No dejes que los comentarios te calen. Sé impermeable. Es muy fácil juzgar, yo he estado ahí.  Yo también he juzgado, mucho, aunque "me estoy quitando". Y ¿Sabes por qué? Porque al final las criticadas, las juzgadas somos siempre las mismas: Las mujeres. Seamos madres o no. Hagamos una cosa o la contraria.

Probablemente aún no hayas aprendido términos como puerperio, adultocentrismo o patriarcado. Probablemente no hayas oído nunca la frase del científico Niels Bergman: "El hábitat de un bebé es el cuerpo de su madre". Es perfectamente normal. Que le des pecho o no es, en efecto, tu decisión, o la de tu cuerpo, o un mal asesoramiento del personal sanitario del hospital donde diste a luz. Pero es asunto tuyo.

Te cuento mi experiencia personal por si te vale. Nada más nacer mi hija se la llevaron dos horas a una incubadora, aún no he entendido por qué. Tampoco pregunté, supongo que estaba muerta de miedo y me fié de los "expertos". Como si yo no fuera capaz de calentar su pequeño cuerpo con el mío. Esas dos horas me las pasé con su padre, emocionados ambos por su llegada, inexpertos, sin saber que faltaba alguien muy importante en el cuadro: NUESTRA HIJA. El fruto de mi vientre. El producto de nuestro amor. Esa misma noche mi hija durmió en el nido del hospital, porque así eran las normas del centro. Y yo no me hice ninguna pregunta, ni le enseñé a nadie mis colmillos como una loba a la que le alejan su cría. Ya ves.

Eres perfectamente normal, Soraya. Eres como todas las mujeres. Un producto de este sistema. O mejor, como hemos aprendido dócilmente a ser. Como buenas chicas obedientes que somos. ¿Sabes qué dos cosas hice aproximadamente un mes antes de nacer mi hija? Escribir dos notas en el móvil. La primera fue la de "no coger a mi hija demasiado en brazos porque se acostumbran y luego no te dejan hacer nada", consejo que me dieron por ahí y la segunda algo que leí en un foro de madres primerizas que venía a decir: "Atended siempre primero al marido porque los hijos de todos modos te van a querer incondicionalmente, pase lo que pase". Como si el marido no fuera adulto y como si el bebé no naciera ya acostumbrado a la contención y no estuviera programado maravillosamente por la naturaleza para estar feliz entre tus brazos, oliendo tu cuerpo, donde se ha gestado, y escuchando los latidos de tu corazón, su banda sonora favorita.

Leí en el artículo que estuvistéis en el restaurante de David Muñoz, el marido de Cristina Pedroche. La cual admite que el día que tenga hijos no los querrá igual que a su marido sino menos. Seguramente sea así al principio. Casi todas hemos pasado por ahí. Luego algo se enciende en el centro de nuestro cuerpo y nos sublevamos a todo y volvemos a encontrar la conexión perdida con el orden de prioridades reales.

Nuestra sociedad te dicta que no puedes dejar de lado al marido. Que él también tiene necesidades. Y ahí nos volvemos locas entre las necesidades del bebé que van primero y (casi) ninguna madre duda, y las de nuestro marido que, pobre, está encontrando su sitio (como los hermanos mayores ante la llegada de un bebé nuevo, comprensible, ¿no?) Mientras tanto tú te fustigas porque pasan los meses y sigues con una barriga hinchada. Porque se te ven las estrías y dentro de poco llega el verano. Por no tener tiempo para depilarte y casi casi ni para ducharte. Te sigues fustigando porque quieres preparar comida súper rica y tener la casa como los chorros del oro, mientras sonríes a todos ocultando tus preocupaciones, tus miedos, tus ojeras y la barriga, porque no es como las de las modelos de Victoria's Secret que te enseña el HOLA después de "tan sólo dos semanas después de dar a luz".

A ti Soraya, vive tu maternidad sin que nadie te diga lo que tienes que hacer o como sentirte.

A todos, dejemos de criticar a una madre primeriza que ya bastante tiene y preguntémonos como podríamos ayudar a esa madre en particular y a la sociedad en general."

Es todo por hoy.

Fuente

12 ene 2017

En el fondo todas las mujeres somos del sur

Esta mañana me levanté con el pelo enredado, más despeinada que nunca. La luna llena haciendo de las suyas. Y por fin está lloviendo. Todo estaba raro. Una bruja volvía a arder en su hoguera medieval gritando mi nombre. Así no hay quien viva tranquila. Que la urgencia de escribir no se vea vencida por la de recoger juguetes. Porque escribir es la única forma que tengo para calmarme de veras. Ellas y yo.

Pedí un akelarre, con K mayúscula y me fue concedido. Una conexión de locura, de cabelleras enredadas en pensamientos de fuego. Y me sentí sedada...Comfortably numb....con la sonrisa delante de la hoguera quemé todo lo que me importa pero que no es importante. Y me derretí sin derramar una sola lágrima. Me dormiré con la luna redonda encima de mí, de todas. De la hoguera.

Estoy convencida. En el fondo todas las mujeres somos del sur.



28 dic 2016

Al 2016 le debo una hoja de ruta


Ahora que ambas estamos de vacaciones tenemos tiempo para mirarnos a los ojos. Para jugar juntas y separadas. Para abrazarnos. Para enfadarnos poco. Para hacer las paces rápidamente. Mientras vivimos esta vida sin grandes lujos, con fecha de caducidad, me vuelvo a preguntar en qué mundo destructivo vivimos que no nos da a las madres un sueldo, una tranquilidad para cuidar de nuestras crías. Los adultos del mañana. Para que lleguen llenos de amor y de tranquilidad y puedan hacer cambios grandes. Así como vamos, cuando no hay vacaciones, es difícil que se acaben las guerras a corto plazo. Hacemos lo que podemos. Hay una gran conciencia nueva. Pero todo podría ser aún mejor. En un mundo sin relojes. En un mundo sin superproducción.

Me daban miedo las serpientes porque me dijeron que me daban miedo las serpientes. Yo me lo creí. Como me dan miedo los martes y 13. Como le temía al dolor de mi sangre y a los partos sin medicina e instrumentos de fríos metales. En castellano serpiente y rana son femeninas. No te sorprendas.

No nos gustan las estaciones. Todos queremos vivir en el trópico. De entrada nos resistimos a los cambios. Aunque yo cada vez le tengo más miedo a lo conocido.  Explotamos la tierra porque no queremos que haya cambios, porque no nos gusta no poder comer ciruelas en invierno y naranjas en verano. Por eso no nos gusta el invierno. Por eso no nos gusta llorar.

Al 2016 le debo una hoja de ruta.
Una hoja de ruta pero "caminante no hay camino".
Un guión para saltármelo. 
Unas reglas para romperlas.
Unas leyes para infringirlas.

Al 2016 le debo madurez, asertividad. Lágrimas. Algún puñetazo más contra la pared. La enésima caída. Vencer mi timidez. Dejar de tomarme tan en serio.

Un Blog para no explotar. Un compartir sororidad. Un habitar mi cuerpo como nunca antes.

Al 2016 no sé si le debo nada. O simplemente se lo debo al tiempo. A la vida, a la muerte. Las cenizas. A la resurrección. A la tierra, a la luna. Quizás nada más que me lo deba a mí misma. Así que, no me debo nada. Nadie debe nada. Ni a mí. Ni yo. A nadie.



"Well I'm on my way, I don't know where I'm going, but I'm on my way. I'm taking my time but I don't know where." Paul Simon. Son los versos que más he cantado durante los últimos meses. "Bueno, voy de camino, no sé donde voy, pero voy de camino. Estoy tardando pero no sé a dónde".

21 dic 2016

La copa menstrual no es lo mejor.

Dentro de las opciones que te ofrece el mercado sí. La copa menstrual, junto con la esponja marina y las compresas de tela, es el mejor sistema. Porque es el más ecológico, el que menos daña tu cuerpo pero no deja de ser un objeto extraño. Y a veces a mí me molesta en mi primer día de sangre. Últimamente no me gusta llamarla "regla" que suena a régimen militar, ¿Cómo algo tan natural se puede comparar con algo tan feo y represivo? Tengo la respuesta, pero puede no gustaros, y como estoy en mi fase reflexiva me/os la ahorro. Y de seguro no volveré a decir "estoy mala" mientras mi sangre salga por mi "ioni". ¡Ah! Tampoco os lo he dicho. Mi vagina ya no se llama así, ahora se llama ioni. También por el origen etimológico de ambas palabras.*

"Estar sin nada no es lo mejor, es lo natural. Tal y como la lactancia materna no es lo mejor sino lo natural." No dejaba de repetírmelo esta noche. Voy a volver a no usar la copa menstrual en mi primer día de sangre que es cuando mi vientre está más susceptible, más sensible. Ha sido una noche larga y también dolorosa en la que pensaba en esto, en las abuelas indígenas de Latinoamérica y en el Sangrado Libre al que nos invita Mónica Felipe.

Un pensamiento me llevaba a otro y se me venía aquél de la generación de nuestras madres, aunque seguramente también el de alguna mujer anterior al linaje:  "Si Dios existe seguro que es machista" y enlazaba con la frase de otro sublime artículo de Barbijaputa  "No hagan la menstruación más tediosa de lo que ya es, señores, y dejen este "humor" para nosotras, que lo hacemos sin estigmatizarnos y mucho mejor que ustedes... quizás porque sabemos de qué estamos hablando". Me gustó mucho su artículo excepto esa frase, por dos razones:

1) No creo que la menstruación per se sea tediosa, se convierte en tediosa cuando se la intenta negar, cuando se intenta encajar en un mundo lineal, en el mundo creado por los hombres. Recuerdo leerle a Miranda Gray que sería estupendo tener un par de días al mes para descansar, para estar hacia dentro, para ocuparnos sólo de nosotras, de escuchar nuestro cuerpo. En aquel entonces me llevé las manos a la cabeza porque creía que sería imposible en un mundo como el nuestro. Pensé que era una "autozancadilla" por parte de las mujeres. Hoy tengo cada vez más claro que cuanto menos se combate el cuerpo, con pastillas, con cafeína, etcétera, mejor se está y mejor se da al mundo. Las mujeres bajamos el ritmo durante unos días al mes y no hay nada de que avergonzarse, ya nos multiplicamos en otras semanas y de esa manera compensamos. Cuando empiezas a observarte te das cuenta de este dato.

2) Por desgracia me consta que no tantas mujeres sabemos al cien por cien de lo que estamos hablando. Me consta que no conocemos el funcionamiento de nuestro cuerpo, nuestros ritmos, nuestras pulsiones naturales.

Sería ideal pararse, querernos, cuidarnos, si así lo necesitamos, algunos días del mes.

Vivimos en un mundo en el que siempre hay que cumplir un horario. Y para llegar a él vamos permanentemente con prisas. Y eso nos hace estar mal con nosotros mismos, con nuestras parejas, con nuestros hijos, ¡pobres niños a los que se les exige crecer demasiado deprisa! Tenemos que vivir nuestra vida rápido pero cuando van llegando las arrugas y las canas lo llevamos mal. ¿Alguien sabe apagar esa bomba de relojería?


Foto

* La razón por la que a veces me muestro reticente a llamar mi vagina como  tal, es porque viene de la palabra latina "vaina" que sería como una funda, ¿la de las espadas de ellos?. Nuestro "ioni" es mucho más. Es, en sánscrito, la "fuente de la vida". La puerta de entrada y salida de  la madre tierra. Definitivamente este término me gusta más.

14 dic 2016

Papel mojado que vuelve al polvo

La guerra no acaba si no es con todos. Mujeres, niños, hombres, perros y gatos. ¡Qué pena de niños que vinieron a este mundo para ver sus sueños truncados! Sus sonrisas de dientes de leche rotas...El polvo hace fango con la sangre y a nadie de los de arriba le importa. Que tú y yo lloremos, que salgamos en masa a la calle, que firmemos mil peticiones no sirve para nada en un mundo donde se dan premios por la paz a belicistas de bella sonrisa...Lo has visto, lo hemos visto mil veces. El poder tiene muy mala memoria y ceguera y quizás ni siquiera sea fácil...Tenemos todos demasiado miedo para vivir con ganas, por eso nos matamos, aunque llevemos muertos milenios, algunos más que otros. No estamos más que haciendo un papel, enseñando una cara soleada que no es más que papel pintado...papel mojado que vuelve al polvo...

6 dic 2016

Yo también creí ser feminista

Lo repetía continuamente: "¡Soy feminista!". Pero les reía las gracias. A ellos, a los machistas, a los aparentemente inofensivos. ¿Inofensivos? Pues claro, los hay peores. Yo les reía las gracias. Selectivamente. Pero reía. Incluso hacía bromas yo también. Las repetía. Después he entendido que no hay que reír. Que hay cosas muy serias que son la antesala de otras aún peores.

Yo también creí ser feminista. Porque hace falta, lo viene haciendo milenios. Pero etiquetaba a otras mujeres. Las hay peores que yo, que etiquetan o etiquetaban más, eso seguro. ¿Y qué? Lo que sé es que yo lo hacía. Deberíamos saber a estas alturas de la película que TODO EMPIEZA EN NOSOTROS. Que nada se cambia si no es con el ejemplo. Que de opiniones están llenos nuestros días y sólo nos llevan al hastío más profundo. A la distracción de la verdad.

Yo también creí ser justa. Y un día desperté y miré a mi alrededor. Y desde ese día no he parado de llorar por todas las mujeres que me precedieron, por todas las mujeres del presente y por todas las que vendrán.

Por eso me cuesta hablar de cualquier otra cosa, porque me duelen todas las hermanas que sufren. Me duelen en lo más dentro de mí. Me duele su dolor. Me duele su desconexión. Me duele su realidad velada. Me duele que se sigan vendiendo historietas y que nosotras las sigamos comprando.
Me duele nuestra falsa culpa. La pesada cruz acarreada desde el principio de los tiempos.

Me duele todo mucho y no puedo ni QUIERO dejar de hablar de estas cosas, porque hablarlas, compartirlas nos llevan al camino, al de la justicia y la verdad.

No quiero ni voy a dejar de hablarlas, porque aunque no me quieras escuchar, sé que alguna palabra entrará en ti y algo hará "click". Algo encajará ahí dentro y poco a poco querrás saber más. Te lo digo tal y como lo creo:

Puede que no suceda hoy ni mañana pero sucederá. Despertarás y verás y empezarás a caminar a nuestro lado. Mientras tanto yo seguiré esperando, escribiendo y hablando incansablemente de lo que durante demasiado tiempo ha estado tapado.


3 dic 2016

Está decidido.

Está decidido.

No pienso traicionarme más. 

Me he prometido ser fiel a mí misma.

Porque si yo no soy fiel a mí misma. ¿Entonces quién? 

He tardado mucho en llegar hasta donde estoy y dar un sólo paso hacia atrás es absolutamente inviable.

Aunque me cuesten algunas lágrimas más.

Para salir a la luz a veces hay que pasar por el más crudo de los inviernos.

Lo sé bien.

Sé que me quedan muchos pasos que dar.

Mucho camino por recorrer.

Andar hacia atrás sabiendo lo que sé hoy sería negarme a mí misma.

Andar hacia atrás significa quedarme parada dentro de poco.

Los frenos no son para mí. 

No sé estar sin crecer.

No quiero estar sin crecer.

Continúo hacia adelante aunque me cueste desprenderme de las certezas en las que creía.

Continúo hacia adelante porque no quiero ser nadie que no sea yo misma.

Y lo escribo y publico para que me quede aún más claro.

Para reafirmarme una vez más.





28 nov 2016

De docilidad y violencia obstétrica

Me atastéis y yo me dejé. Ni lo vi como un gesto violento.

Seguramente me cegó mi "docilidad", esa que me decía "¡Ya está bien! Que ya te has salido bastantes veces del tiesto" como si una no tuviera derecho a levantar la voz cada vez que la están pisando.

Me atastéis y me robasteis lo que (quién sabe) pudo haber sido mi vivencia más poderosa.

Todos impunes.

Hace meses abrí este blog que llamé "masternura" porque "al mundo le falta ternura" y pensaba hablar de cosas tiernas...Pero el sistema no me deja mucha elección y escribo de guerras, escribo de injusticias, escribo porque es la única forma que tengo de no ahogarme en la basura que nos inunda.

Estoy harta de callar. La suciedad que perciben mis ojos me duele demasiado. Pero me duele aún más cuando mi boca sonríe falsamente. Cuando mi boca no está denunciando lo que ve. Cuando mi pluma está paralizada por mi "docilidad".

Yo quería traer un mensaje lleno de luz y de amor y sólo consigo ser una piedra en un zapato. Una piedra en el zapato de alguien que no quiere ver (porque no le interesa 💰)

Recuperar la dignidiad, la de todos, es fundamental.

Y muy urgente.







2 nov 2016

Reconectar

Sé que algunos de vosotros se ha preguntado, pero ¿Qué hace Ana ahora embarcándose en esta aventura? ¿Quién es ella para decirle a nadie lo que tiene que hacer? Es una completa desconocida que no es ni psicóloga, ni trabajadora social, ni sexóloga, ni....etcétera. Y quizás tengáis razón. O quizás todo esto ni siquiera lo penséis y sea todo producto de mi mente, mis propios límites, mis propios miedos los que a veces me hacen frenar y hacerme las mismas preguntas una y otra vez.

Basta con sentarme cinco minutos, respirar tranquila, cerrar los ojos, mover un poco las articulaciones, sentir mi cuerpo para volver a creer en mi mensaje. O encontrarme en el tráfico delante de un energúmeno que me insulta y recordar como me abrumaban estas situaciones antes y ver la serenidad con la que las afronto ahora para decirme; "Yo quiero ayudar a más mujeres a encontrar su luz para que la cotidinaeidad no las ahogue".

Es cierto, no soy psicóloga, sexóloga ni nada que se le parezca. Pero es que yo no quiero ser psicóloga ni sexóloga ni nada que se le parezca, ni pretendo quitarle el trabajo a psicólogos o sexólogos ni nada que se le parezca. Y aún así me siento con el deber y la necesidad de compartir la energía que siento ahora. La que empezó a gestarse en mi embarazo hace ya más de cuatro años. La que continuó con una lactancia difícil al principio, como la mayoría de ellas. La que me llevó a hacer lo que sentía a pesar de las opiniones ajenas, las de la desinformación, las de mitos falsos. La que se confunde con mi cabezonería y me lleva a hacer lo que en realidad quiero hacer, que es lo mejor para mí, mi hija, mi familia.

Una energía que ha ido cobrando fuerza con la información, de libros leídos y cursos realizados que han ido conectándome a mi cuerpo perdido por el camino.  La conexión anestesiada que dormía en mi parto robado.

La maternidad me ha regalado tinieblas y espinas necesarias para llegar a encontrar el tesoro que tengo ahora delante. Me ha ido llevando a mujeres que me han contagiado sus pasiones y su luz, su energía, sus lados femeninos, los de verdad. Me han dado amor y comprensión, me han recordado que tengo el deber de quererme. Me han devuelto a toda esa sabiduría milenaria femenina que rige el corazón.

Esta suma de información, de pasión, de vivir y sentir en mí me han traído a este punto inevitable en el que me encuentro. Éste es el sitio en el que quiero estar, a partir de aquí crecer, caminar. No deseo estar en otro lugar. Lo he dicho, lo he escrito y lo vuelvo a repetir. No es un autoconvencimiento. Es un expresar mi alegría, la de haber encontrado lo que andaba buscando. No es por autoconvencimiento, aunque quizás haya un poco de autorreafirmar lo que ya sé. Un "¡De aquí no me muevo!" dicho con fe, sonriente, tranquila, capaz.

Si tan sólo pudiera ayudar a muchas mujeres a no sentirse solas, a no sentirse tristes, a no sentirse perdidas en un mundo en el que no encajan, torpes, estúpidas, deshechas, necesitadas de confirmaciones externas, de mirada, de migajas. Porque después de todo yo también me he sentido así en distintos momentos de mi vida. Y cruzar todo el lado oscuro temblando, sintiendo la soledad, el miedo y el abismo bajo mis pies me han devuelto la creencia más valiosa que tengo hoy y es que "la vida hay que vivirla intensamente y aprovechándola. Tenemos el deber para con nosotros y por los que ya no están de ser felices. La vida es un regalo y no me vale vivirla de forma mediocre."

Y después de todo me doy cuenta de que hablar con ellas, las mujeres, y ofrecerles mi apoyo es algo que he hecho siempre, sólo que ahora lo llamo:

RECONECTAR  

 

con una misma, con las demás...con el resto del mundo...

 

31 oct 2016

Quiérete sin límites, sin culpas

Nos enseñaron lo contrario.

Amar incondicionalmente a los demás.

Servir.

Pero ¿Cómo puede una persona que no se quiere a sí misma querer a nadie?

La culpa nos hizo exclavas.

La culpa de ser un cuerpo de mujer.

La tierra nos dice lo contrario.

La luna también.

Ámate sin límites.

Ámate sin culpas.








23 oct 2016

La importancia de Re-conectar con nuestra esencia cuando tenemos hijos.


Todos llevamos una mochila de peregrino en este camino que es la vida. Cuando tenemos hijos se pone en evidencia más que nunca lo que llevamos dentro de la mochila. Y a menudo nos encontramos con una realidad que no es la deseada y que no conjuga con el momento de dulzura en el que estamos. Es normal, cuando nacen nuestros hijos sentimos un cansancio increíble, nuestro neócortex se va de vacaciones y a veces se lleva también a nuestro cerebro límbico, el de las emociones y nos quedamos a solas con nuestros hijos y el cerebro reptiliano, el de las necesidades del cuerpo: comer, dormir, beber...Si estas necesidades básicas no están cubiertas difícilmente podremos pasar al escalón siguiente de la pirámide de Maslow.







Por eso yo siempre digo que no hay viaje para mí más espiritual que la maternidad. Nuestros hijos nos conectan a la tierra, al suelo, nos hacen echar raíces en él pero elevándonos a dimensiones que no sabíamos que existían. Ser madre me ha hecho encajar las últimas piezas de mi puzzle. Y es, gracias a ello, que me puedo permitir hablar de conexión con el propio cuerpo. Estar en lo más profundo del valle nos hace disfrutar mejor de la cima de la montaña y además te enseña a ser paciente y a vivir con mayor intensidad los buenos momentos que te da la vida.

De estas cosas y otras más hablaremos en el curso Reconecta con el cuerpo. Conecta con el mundo. Si deseas ser mejor para ti, para tus hijos, para el mundo entero éste es tu curso.





19 oct 2016

¡Vivas nos queremos!


Hoy no tengo ganas de contaros nada.

No porque no tenga nada que contaros.

Al contrario, tendría muchas cosas.

Algunas muy buenas.

Pero no quiero que mi atención se distraiga.

Que mi foco se pierda.

Hoy deseo hablar lo menos posible.

No quiero bajar la guardia.

Ni relacionarme con el mundo hablando de cosas superfluas.

Ni siquiera de cosas serias.

No tengo fuerzas para reír.

No tengo fuerzas para llorar.

Porque mientras que el pueblo está en la calle condenando la actualidad, hay muchas mujeres que siguen sufriendo, hay muchas mujeres que siguen muriendo, hay muchas mujeres que siguen siendo objeto de la violencia más atroz.

Y a mí hay días que me falta la voz.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras.

Yo os dejo ésta y sigo con el día de la forma más liviana y digna posible....




17 oct 2016

A veces una reflexión no viene mal

Trabajamos más horas que un reloj a diario para darles a nuestros hijos un presente y un futuro dignos. A menudo pasamos muchas horas lejos de ellos.

Para que cuando sean mayores de edad les podamos pagar una carrera.

Para que tengan un buen porvenir.

Para que se puedan pagar una buena terapia por el tiempo que no pasamos con ellos. O por el tiempo que pasamos con ellos pero sin calidad por todas las preocupaciones que teníamos. Todos los problemas por resolver.

Pero no es culpa de nadie. Es difícil salir del bucle. Sólo eso.

Sin embargo sería estupendo poder ver el problema para dar con la solución, que siempre es....¡La conexión! Con la luz y el amor.


14 oct 2016

Un día como otro cualquiera



Ayer fue un día tranquilo.

Un día tranquilo de trabajo y escritura. Un día de abrigarse, de mirar el cielo gris desde la ventana. De comer tortilla de las sobras del día anterior como almuerzo, y cenar puchero con croquetas. Una cena especial con una amiga especial, de esas que vienen a casa y te hacen sentir como en casa.

Fue un día tranquilo. Bueno. Un día en el que las cosas van rodadas.

Aunque lancé el primer cartel a la red. Un pasito más. Un pasito pequeño lleno de adrenalina y también gran satisfacción.

Y en mi cabeza sonaba Everything is coming our way de Santana.

Y mi hija por primera vez, o más bien, por "primera vez de forma oficial" no durmió siesta.

Y por la noche al acompañarla a la cama no hubo resistencias y todo fue más fácil. Mi niña se hace grande. Pero me encanta dormirla abrazada. Acompañarla al sueño en contacto, como cuando crecía dentro de mí.

Fue un buen día, en el que todo fue muy fácil y el estar abrazadas en su camita me hizo acordarme de cuando nació. Y decidí contárselo.

-A mí me hubiera gustado que el parto hubiera sido respetado, haberte cogido yo o rápidamente haberte tenido sobre mi cuerpo. Tú trepando buscando mi pecho. Sin prisas.
En lugar de ello te sacaron de mi vientre, seguramente cuando menos te lo esperabas, para, ¡rápidamente! llevarte a los controles. No antes, te acercaron a mí. Yo pude sólo tocar con mi nariz la tuya. Mis manos estaban atadas. Imagino que es más fácil atar las manos que el corazón.
Al parecer tenías que pasarte dos horas en la incubadora, porque tenías frío. Y ¿Sabes qué? Yo también tenía mucho frío, aunque creo que nos habríamos calentado la una a la otra. Abrazándonos, como ahora mismo.

Uso palabras que ella aún no conoce. Pero aprovecho para soltarlas, porque está receptiva. Porque todo es más fácil cuando le hablas al amor de tu vida mientras que la abrazas.Y parece que todo es tan simple cuando me pregunta con su cándida voz:

-¿Por qué, mamá? 
Y yo no sé qué contestar. Un poco me avergüenzo, un poco me enfado, conmigo misma, con lo que hay. ¡Nunca más me pasará algo igual! Y contesto:
-Cariño, porque en el hospital que tú naciste era así.
Y callo. Lo pienso dos veces y decido abrir la boca, porque es importante para todos que ciertas cosas se digan:
-Porque mamá estaba desconectada de sí misma. Pero ahora cada vez lo está menos.

Ayer fue un día tranquilo. Un día normal. Un día como otro cualquiera.





13 oct 2016

Mi camiseta "Peace" de Zara

No suelo comprar mucho en Zara últimamente. No es que le esté haciendo un boikot al señor Ortega, como otras personas que conozco. Al señor Nestlé sí, en la medida de lo posible porque, creedme, no es fácil. Nestlé está en los sitios más inverosímiles. Y es que agarras un producto en el supermercado y le das la vuelta con esperanzas de no ver figurar entre los ingredientes el dichoso aceite de palma y ahí ves en pequeñito el logotipo y dices "¡Leche!¿Esto también es de la maldita marca suiza?"

El caso es que no está en mis planes más inmediatos dejar de comprar concretamente en Zara, compro poco, así en general, porque de todos modos es difícil comprarle a una marca "justa" alternativa. Digamos que hay que buscar bien, y lleva su tiempo, pero estoy convencida de que llegaré a un compromiso más justo con el planeta (a la humanidad la incluyo en él, de ahí que no la nombre explícitamente).

El año pasado por estas fechas adquirí una camiseta que me gustó mucho. Simple, blanca, de algodón con un mensaje en plata. PEACE, dice. Pero creédme, cada vez que abro el cajón y decido ponérmela, me gusta mucho como me queda, me veo muy guapa en ella, algo en mi cabecita me dice que no estoy siendo consecuente con el mensaje.

¿Por qué? Pues porque una empresa que explota a miles de personas en el tercer mundo y en su propia tierra, que se supone que no es el tercer mundo, para mí muy pacifista no es. Que el mensaje va para la persona que la lleva puesta, eso ya lo sé. Por eso y por mi acceso a la información es por lo que me siento mal.

Y así cuando llevo la dichosa camiseta no pienso en Paz, pienso que llevo escrito ¡HIPÓCRITA! Yendo el mensaje a mí misma, ojo. No pretendo criticar a nadie que haya decidido comprar la misma camiseta, hacer pensar, vale. Pero no juzgar ni criticar. El comedero de olla lo tengo conmigo misma.

Me gusta conectarlo todo, es mi forma de seguir creciendo, de seguir mejorando. Y buscando una frase de Eleanor Roosevelt, mujer a la que tanto admiro, me encontré con esta otra:

"No basta con hablar de paz, uno debe creer en ella y trabajar para conseguirla."

El feminismo va de eso, va de justicia y de paz. La justicia, la paz, la dignidad, la libertad están muy relacionados con el feminismo. Por mucho que a algunos hombres les parezca agresivo. Muchos no son conscientes de que partimos de una base en la que vivimos en un mundo que los favorece a ellos. La incapacidad de ver esto es porque estamos tan inmersos en él que nos falta perspectiva. Últimamente me acuerdo mucho del conejo blanco de "El mundo de Sofía" en el que el autor invitaba a la receptora de su mensaje a salir a la superficie para ver con distancia, desde fuera, el conejo. Es normal que las mujeres se revelen en un mundo en el que se vulneran constantemente sus derechos y su dignidad, me parece lógico y natural. Pero ni que estuviéramos hablando de armas, de guerras. No me parece que sea una revolución precisamente sangrienta. Es más, ni siquiera me parece una revolución.


En el fondo el feminismo tan sólo quiere paz, justicia y libertad. El compromiso de todos hace que el mundo mejore real y contundentemente.  

Y si la palabra "feminista" te parece demasiado agresiva, prueba con compromiso. Prueba principios, prueba dignidad, paz, justicia, derechos. Fraternidad, amor al prójimo y a uno mismo. Si te atrae el significado de esas palabras entonces estamos hablando de lo mismo. Entonces estaremos deseando el mismo mundo.



12 oct 2016

Ellos no tienen la culpa

No la tienen. Los hombres. Claro que no. Claro que #notallmen. Claro que no todos serían capaces de violar a una chica a la que han drogado previamente. Aún no me he encontrado con quien diga lo contrario.

Por supuesto que no todos se reirían de la"genial hazaña", seguramente la mayoría no la vería como una "genial hazaña".Hay jueces que no lo hacen y se toman su trabajo muy en serio.

Pero por desgracia me consta que muchos hombres siguen viendo a la mujer como un objeto (directo), aparentemente sujeto. Porque en el mundo entero en mayor o menor medida las mujeres tenemos el rol de agradar y dar y ellos están siempre listos para tomar y recibir. Y las cosas están cambiando. No me cabe (¿o sí?) la menor duda, aunque a veces parece que vayamos hacia atrás. Todos sabemos que la "Igualdad" es algo muy nuevo. Que las "brujas" que tenían ideas subversivas eran tratadas poco menos como animales, es decir, como el ser humano trata a animales hasta hace muy poco. Será por eso que algunos hombres, not all, siguen refiriéndose a nosotras como "ganado" o "carne fresca" o "presas de caza".

Y es verdad, es que las primeras que no nos enteramos somos nosotras, porque fíjate tú, yo no quiero igualdad, yo no quiero ser tratada como a un hombre, porque no soy igual que un hombre. No biológicamente. Sí a nivel de dignidad. Y eso es lo que nos confunde.

¿Que qué es lo que quiero entonces? La respuesta es simple de pronunciar e incluso de gritar, al menos para mí:


QUIERO UN MUNDO JUSTO Y LIBRE.


Otro de los problemas al que nos enfrentamos es que ni nosotras somos dueñas de nuestro cuerpo. Entra en el código de la normalidad que una chica se enrolle con un tipo después de que él la haya invitado a una o dos copas, a un almuerzo, a una cena. El almuerzo es un poco distinto, pero todo lo que pasa en la oscuridad de la noche es lícito. "Por la noche todos los gatos son pardos" que decía mi abuela. Y la traducción de ese dicho para algunos, demasiadas veces es "Por la noche todas las tías son putas" y nosotros los dueños del cotarro, y sino es así ya se dejará alguna "gorda" o "fea" desesperada por sentir contacto. Alguna pobre criatura que tenga baja la autoestima.

Sí, que ya lo sé, que no todos son así. Pero he oído demasiadas veces hablar de mujeres con calificativos horrendos tan normalizados que hasta las mujeres los decimos, o los decíamos. En presente, en pretérito imperfecto y deliberadamente no uso el futuro simple. Porque, como ya dije, la única manera de sobrevivir en este "mundo de hombres", o como entonaba James Brown con su potente voz en "This is a men's world" y cuanta razón tenía, es masculinizándonos. Y es que no queremos estar fuera. Tememos perdernos en un mundo femenino tristemente invisible o francamente inexistente.

Mientras tanto continuamos creyendo que las cosas van a cambiar, y ni un mes después de la muerte de Tiziana Cantone en Italia salta a la palestra un nuevo escándalo sexual con video porno incluido no consentido y dos jugadores de fútbol como sujetos de la hazaña y miles de desconocidos que lo comparten.

Pero para la tranquilidad de todas, y todos, en poco menos de un mes es bastante probable que Donald Trump, su machismo y su racismo,  se conviertan, así, como la Santísima Trinidad, en presidente del país más poderoso del mundo.


Para distraernos de la triste y violenta realidad siempre podemos ir al cine a ver la ultima película de Verhoeven que promete, ¡chicas! en palabras del director: “La idea de una mujer que es violada pero se niega a asumir el papel de víctima es algo nuevo en el cine”. ¿No me digáis que no es "in" el tema?

O a la discoteca a bailar lo último. ¡Dale, Justin! (Bieber) sigue escribiendo canciones en las que dices que nadie mejor que tú sabe lo que una chica quiere, ni siquiera la propia chica.

Me voy por las ramas. Yo lo que quería decir es que mientras todos sigamos con el foco en las falsas denuncias y en defender la dignidad de los hombres que no se portan mal, los abanderados del #notallmen, NADA CAMBIARÁ.

Seguid diciendo que hay hombres que tienen el cerebro lavado, que son calzonazos, feminazis etcétera. En lugar de tratar de resolver el jodido problema. Yo agradezco que haya hombres con el valor de salir de su zona de confort o en jerga inteligible: "Con un par de huevos" y escribir artículos como éste:

Violadores, sanfermines y los grupos de whatsapp de hombres.

No quiero tener que conformarme con la versión normal de un hombre. Quiero la versión mejorada de todos los hombres, para mis hermanas, para mi hija, para las mujeres que vendrán. Para el mundo de hoy y para el de mañana.

Evidentemente no es culpa de ellos. Pero sí es responsabilidad de todos, SOBRE TODO DE ELLOS.

DE VOSOTROS, HOMBRES.

Hacednos un favor, hacéoslo a vosotros mismos y venid a nuestra barca que os necesitamos.

Aquí cabemos todos. Y juntos, no nos hundiremos.



11 oct 2016

Objetivo: Dejar de ser el conejo blanco de Alicia en el país de las maravillas

A veces me veo como él. Corriendo, sin tregua. Y me pregunto: "¿De qué escapo en realidad?" Otras me autoflagelo porque no consigo organizarme para salir antes y llegar temprano a los sitios. Pero últimamente he dado con el diagnóstico: Yo, no es que sea impuntual, es que me cuesta soltar la actividad que hago en cada momento. Así, si me tengo que ir a trabajar pero estoy leyendo algo muy interesante me cuesta mucho dejar de hacerlo al igual que cuando tengo que salir del trabajo y volver a casa.

Esta entrada la empecé a escribir hace un par de meses. La dejé con ese párrafo con la idea de desarrollarla algún día y parece que ese día ha llegado. Me volví a acordar de que tenía algo escrito sobre este tema viendo, con mi hija, el otro día "Patricia en el país de las maravillas" como la llama ella. Y en una conversación que tuve, la semana pasada, con algunas de mis comadres sobre la cantidad increíble de obligaciones y "deberes" que teníamos que hacer.

Desde hace una semana exactamente trabajo desde y en casa. Algo que me apasiona y que andaba deseando y buscando, que yo recuerde, cuatro años seguro. Pero ahora que estoy en ello confieso que sigo teniendo dificultades para organizarme. Aunque no me flagelo. En primer lugar porque llevo sólo una semana así y eso es poquísimo tiempo si tenemos en cuenta como he estado hasta hace escasos diez días. En segundo lugar porque soy madre y soy consciente de mi capacidad y deber de ser flexible y en tercer lugar y, como he mencionado otras veces, estoy aprendiendo el maravilloso arte de la autoindulgencia.

Pero veo que eso de correr sin parar, de no frenar ni un segundo y de que, a pesar de estar al doscientos por ciento y no llegar a todo, es muy universal y afecta tanto a hombres como a mujeres. Y tengo malas noticias para ti porque:


Nunca, nunca, vas a llegar a todo

A menos que cambies el chip. Y sobre todo dejes de mirar todo lo que hacen las personas a tu alrededor en vez de ver y sobre todo RECONOCER todo lo que haces TÚ MISMO/A. Porque solemos darle más valor a lo que los demás hacen y muy poco a lo que hacemos nosotros mismos. Y porque cuando hayas terminado de hacer todo lo que te propusiste se te ocurrirán nuevas acciones por hacer.

Hace tiempo le escuché a Sergio Fernández en una de las charlas que tiene colgadas en su canal de youtube un ejercicio: Anotar todas las cosas que nos atormentan, que no nos dejan estar tranquilos. Poner en una lista todas las tareas pendientes y comprometernos a hacer las que de verdad queremos hacer y lo más revolucionario: tirar la lista a la basura cuando hayamos hecho las tareas elegidas. De manera que, si el coche tiene un arañazo en la chapa que nos molesta pero al final decidimos que en estos momentos no lo vamos a arreglar: NO NOS PREOCUPEMOS MÁS. Es decir, que decidamos no arreglarlo pero además nos olvidemos de ello. Él aboga siempre por llevar la mente libre, diáfana. Cuando se te viene una idea sobre algo que quieres hacer o escribir propone apuntarla porque seguro que en la cabeza se te va a olvidar y de esa forma consigues tener la mente más fresca. Me recuerda un poco a los años en los que he trabajado en recepción. Con la cantidad de interrupciones que vienen del exterior entre teléfono, clientes, reservas de última hora e incluso los mismos compañeros, porque, no olvidemos que en un hotel todos los departamentos tienen que estar en constante comunicación, si no apuntas las cosas importantes no las recordarás y te puedes meter en más de un lío.

Recuerda que eres humano/a y que además tienes días en los que puedes dar más y días en los que puedes dar menos. Deja de tener obligaciones que revolotean alrededor de ti como si fueran fantasmas.

Os invito, a vosotros y a mí misma a no andar corriendo a todas partes, a frenar de vez en cuando, a disfrutar de los pequeños momentos importantes de la vida, a no sentirnos culpables si no llegamos a todo, a dejar de exigirnos tanto. A ser más felices.

5 oct 2016

Siente tus sueños. Vívelos. Ve a por ellos.

Acabo de llegar a casa. Conduciendo hacia aquí notaba como se me escapaban las lagrimillas por el rabillo del ojo. No era un llanto de pena. En absoluto. Sino más bien de alegría , de ilusión, de emoción. Pero también de miedo. De sentir finalmente el abismo bajo mis pies. Sentirlo de verdad.

Porque mira que este año he dado (necesarios) "saltos al vacío".

Pero ninguno como éste de hoy.

Todo empezó con mi maternidad. Con ese puerperio intenso que me transformó, con todas esas vivencias agolpadas que me brindó la vida con prisa , desordenándome el pelo, ideas y proyectos.

Al perder al padre de mi hija y volver a mi tierra empecé de nuevo a trabajar en el hotel del centro que había dejado dos años antes, ya sabéis, tenía: una boca que alimentar, que distraerme, que seguir adelante....Porque era lo que casi todos me aconsejaron, y yo, que ni siquiera conseguía ir al supermercado de la esquina de la calle donde vivía, me dejé guiar. Me dejé llevar.

No sé si os he contado que me gusta mucho bailar, aunque no valgo para hacerlo guiada....¿Cómo era aquel grupo? ¡Eso!"Ella baila sola" Lo cual no quita que me encuentre estupendamente en pareja. Me encanta compartir y dormir con amor y calor por las noches, como a la mayoría de los mamíferos. Pero mi vida tengo que vivirla yo. Mis decisiones tengo que tomarlas yo.
Y claro, cuando no hago lo que me dictan las tripas, sino lo que los demás me dicen, al final me siento mal, y no duro. Imagino que nos pasa a todos.

¿Cómo fue volver a trabajar después del tsunami que me pasó por encima? Nada fácil. Al principio, recuerdo llorar cada noche abrazando a mi pequeña hija mientras dormía. Me distraje, me acostumbré, está claro, había momentos de tanto estrés, de tal volumen de resolución de problemas que a veces pasaban las horas y no tenía tiempo de acordarme de ella. A veces no me acordaba ni de mí misma.

Comía mal, dormía poco, estaba tris....No sé ni como estaba, tenía un duelo aparcado. Lo más importante parecía MOVERSE HACIA ADELANTE. No sentir. No pensar.

La historia cambió al conocer a mi compañero actual, volví a vivir, a pararme,a sentir, a llorar todo lo que tenía guardado y a sonreír mientras la herida sanaba y me agarré a sus alas para soñar con nuestro futuro juntos. Y en esos sueños había nuevas posibilidades de ganarse la vida poniendo en práctica lo que me gusta, lo que se me da bien. Lo que día a día he ido descubriendo que es. Hasta hace un mes no he quitado el último velo.

2016 está siendo un año intenso a nivel personal, de gran crecimiento y transformación. De pulir todas las imperfecciones que se pueden pulir y abrazar las que no se pueden cambiar.

Empecé el año trabajando en otro hotel, aún sabiendo que no era lo que quería. Pero es más fácil continuar con patrones viejos que idear y pensar en nuevos. Es más fácil que la "providencia divina", el sentido del deber te guíen. Estamos acostumbrados a tenernos que quedar en el rectángulo. Porque nos han enseñado que andar fuera de él es peligroso y dentro se está mejor. Tanto que ya ni nos acercamos a la valla. A menos que devengas madre, para algunas todo sigue igual, pero la mayoría se revela ya sea sólo por un momento, el cual a veces les hace plantearse muchas circunstancias. Aunque al final vuelvan a lo de siempre, a lo de antes.

Después de dos meses y en una fecha significativa como fue el 8 de marzo, (¡SÍ! Me dejé arrastrar por el feminismo) hablé con la jefa de recepción  y le pedí una reducción de jornada. Un "part time", como lo llaman (también) en Italia, que resultó en un "No time" 8 días después. Así fue: Me echaron del hotel.

El ser humano es increíble. O increíble es como nos crían, nos educan, nos programan. Porque yo estaba deseando salir de esa elipsis, pero no tenía el valor total para hacerlo y, sin embargo, cuando ellos fueron los que me dieron el empujón que yo necesitaba, me sentí derrotada. No demasiado tiempo, quizás una semana. Pero el duelo, por pequeño que fuera, ahí estaba.

Me puse en la cima de la montaña, ellos me empujaron y volé hasta aterrizar en un monte más bajo: Empecé a trabajar en un restaurante árabe. Nunca había trabajado de camarera así que fue toda una experiencia. Experiencia sobre todo a nivel antropológico, que son las mejores. Y es que trabajaba con personas de múltiples nacionalidades, con historias diversas. Una experiencia enriquecedora que duró también dos meses. Porque tampoco era mi objetivo.

Y así llegó el segundo "salto al vacío" que no era un salto al vacío del todo.

He de decir que con cada paso que he ido dando se ha ido rebajando considerablemente mi sueldo.

Hasta llegar a la asociación a la que he avisado hoy que dejo dentro de poco. El tercer y último salto, éste al vacío de verdad. Es como el "monstruo final" en un vídeo juego. Disculpad si no encuentro un símil más poético.

Me ha costado hablar pero al salir de la reunión me he sentido liberada. No sabéis cuanto.

Empecé con mucha ilusión allí, - podría ser una experiencia de colaboración increíble, pensé. Pero las cosas no han ido del todo como había imaginado. Porque no he dejado de sentir que trabajaba para otros. Y de eso es precisamente de lo que estoy más cansada.

No quiero trabajar para otros.

O mejor.


No quiero vivir los sueños de otros
Quiero vivir los míos 

Detrás de la asociación hay un grupo reducido de mujeres que ponen toda su pasión y trabajo duro para que las cosas funcionen y, ya lo creo que funcionan.

Pero no es mi sueño. Por tanto el entusiasmo que yo le pongo no es un entusiasmo real, o, al menos no es absoluto.

Cuando estoy allí, trabajando semi voluntariamente, con ellas siento que querría estar en otra parte. Escribiendo, leyendo, jugando con mi hija. Disfrutando de un día en familia.

Si no sientes que estás en el aquí y el ahora es que algo va mal

Me ha costado aprenderlo. Para ello he tenido que desaprender mucho. Que deshacer un buen trecho de camino.

Lo que no quita que no tenga miedos, que no tenga dudas. Pero son miedos sanos, dudas necesarias. A la vida se viene fundamentalmente a aprender. A caminar. No hay nada absoluto.

Muchas de las cosas que hacemos las hacemos por los demás. Para no defraudar, para que no se queden tristes, por no hacer demasiado ruido. Y al final por no hacer sufrir a los demás sacrificamos nuestra felicidad. ¿De verdad hemos venido al mundo para esto? Cuando sabemos que cuanto más llenos estemos, más podemos dar. Cuanto más felices somos más felices podemos hacer a los demás y al contrario. 

Sé feliz y harás feliz. Ése es mi nuevo y más absoluto mantra.

Free as a bird


28 sept 2016

Gracias, pero no hace falta que me quieras más que a tu vida.

"Te quiero más que a mi vida" Solía decirle cada día, desde el primero que pasaron juntos hasta el año más o menos. Luego su orden de prioridades cambió.Y dejó de llamarla, o mejor dicho, lo hacía de forma alterna, día sí, día no. Parecía que es que quería a su vida más los días que no la llamaba y menos cuando le tocaba llamada. Y es que todos sabemos que su "poquito de cal y su poquito de arena" no le hace mal a nadie. Aunque a ella la destrozara. Pero fue realmente bonito estar con él, mientras se sentía querida, día sí y día también.

Luego vivió un verdadero infierno. Como aquella frase que le leyó a Antonio Gala en El manuscrito carmesí algunos años antes y que no lograba poner en pie cuando nos vimos el otro día, pero que venía a decir algo así como que "El que está solo tiene esperanza y al que sufre en pareja le queda sólo la desesperación". Así fue, no conseguía conciliar el sueño, y se le quitaba el hambre, día sí, día no. Estaba desquiciada. Quería dejarlo pero estaba cada vez más atrapada en esa relación que no le hacía nada bien.

Y es que era muy ilusa, muy inocente. Se creía cada palabra que le decían.

Se me partía el alma cuando me preguntaba: "¿Cómo una persona que hace unos meses me decía te quiero más que a mi vida me puede tratar de esta forma?". Pero nunca escuchaba mis respuestas. Corría, cambiaba de tema.

Hoy, muchos años después, sabe que más que a la propia vida se quiere sólo a los hijos. Por mucho que a la pareja se la quiera, aunque Cristina Pedroche diga lo contrario. Ya le preguntarán los periodistas cuando sea madre. Será interesante escuchar su respuesta.

Ha sufrido mucho, su primera relación le dejó el listón muy bajo, pero tendriaís que verla ahora. Es una de las mujeres más fuertes que conozco. Aunque me daba un poco de pena escucharle decir esto el otro día:

"Yo pensaba que el amor era sufrimiento y no ha sido hasta llegar al tercer piso de mi vida, después de un montón de palos, que finalmente me doy cuenta de que:

  • Si sufres, ¡No es amor!
  • Si tienes que suplicar el cariño, probablemente ¡No te quiera!
  • Si te llama día sí y día no cuando antes te llamaba todos los días ¡Es un tarado!
  • Si sigue haciéndote sufrir conscientemente ¡Es un sádico!
  • Si cuando le lloras y le das las quejas te dice que eres una paranoica ¡Es un super sádico!
Y en cualquiera de estas circunstancias lo que te conviene es HUIR EN DIRECCIÓN CONTRARIA porque con total seguridad se trata de un MALTRATADOR, y aquí abría mucho los ojos y hacía dibujos en el aire con sus manos. Al fin y al cabo, continuaba, un maltratador no es nadie más que alguien que no trata bien y si tú no sientes que te están tratando bien, probablemente te estén tratando mal o, en otras palabras, maltratando."

Y no respondí nada. Le sonreí, como quien le sonríe a una vieja amiga que ha sobrevivido a todo, y la abracé bien fuerte a mí.


Con todo el cariño para M.
Con todo el cariño, para todas las mujeres de mi vida.